11/4/07

MONTERIA POR EL CONDADO DE BARASONA

El boletín nº 1 de Semana Santa, que os hemos hecho llegar a los que tuvisteis la suerte de asistir ala montería del Conde de Barasona y Marques de Somontano, es un recuerdo de los buenos momentos pasados durante los días 6, 7, 8 de éste mes de Abril.
Después de un buen viaje sin incidencias a primera hora de la mañana desde Mataró, llegamos al "Condado de Barasona", donde ya nos estaban esperando los condes en persona. Tras alojarnos en el pabellón de caza, pasamos a gozar de una buena comida, con el potaje de rigor por estas fechas, tortas de bacalao y una estupenda "empanada", que Puri, una buena amiga de los condes, había preparado para todos los invitados.
Tras un buen café, copas y demas regalos para el paladar una buena tertulia, como viene siendo habitual en las comidas que se celebran en el condado.
Un paseo por el lago de "Graus", donde alguno perdió las llaves embobado ante la belleza del paisaje, fué el prolegómeno de una visita a la embotelladora de agua, donde otra espléndida vista nos regaló los sentidos en una tarde primaveral típica de la época en los contornos de condado.
Continuamos el paseo, hasta llegar a GRAUS, donde visitamos el Monasterio y los pasos de semana santa que se estaban preparando para el desfile, tras tomar unas copas en el pueblo, se regresó al pabellón de caza de los condes, donde nos ofrecieron una buena cena, para reponernos de la intensa actividad del día.
Una buena sobremesa, puso punto final a la primera jornada, que se dió por finalizada tras unas buenas partidas de dominó, a altas horas de la madrugada.
El sábado 7 , amaneció un día espléndido, aunque durante el transcurso del día hubo algunos momentos de ligera lluvia, que para nada impidieron las actividades programadas del día.
Tras un suculento almuerzo a base de jamón, y embutidos Leoneses, dulce y demás, fuimos invitados a visitar las bodegas de "Somontano", propiedad de los condes que por parte materna son también marqueses de este marquesado del mismo nombre. Tras degustar los exquisitos caldos, que han sido premiados recientemente en un afamado concurso vinícola de nivel mundial, fuimos obsequiados por los Sres. marqueses, con sendas caja de vino de la "marca".
Tras una batida de reconocimiento se celebró la montería en la que se mataron dos extraordinarios jabalíes que se quedaron en manos del servicio de los condes. Seguimos viajando por el marquesado hasta llegar al embalse de "El Grado", impresionante; con su capacidad al límite, lo que augura un buen regadío a todo Somontano, donde se encuentran situados los mejores viñedos de la casa, Enate, El Grado,Montesa, El Socorro y algunas propiedades mas. Después de disfrutar de espléndidas panorámicas, continuamos hasta el templo de Torreciudad, donde todo el grupo pudimos disfrutar de la audición del coro del templo que nos obsequió con alguna de las mejores piezas de su repertorio en especial "El gloria in exelscis Dei" cantada a siete voces, en honor de los Marqueses y de sus invitados. Al regreso, nos dirijimos de nuevo al pabellón de caza, donde se nos ofreció una comida a base de cordero y productos de la tierra. A la comida asistieron dos nuevos amigos de los condes llegados expreso desde Mataró, para unirse al grupo de invitados.
Tertulia de ritual, café copas y demas y nueva visita a Graus, para efectuar compras y pro-
ductos de la tierra. Un buen rato de animada conversación en una cafetería nos hizo que la tarde se pasara en un santiamén, tras lo cual, regreso al pabellón, cena, con postres de la tierra adquiridos en la pastelería de Graus. Tras los postres una animada charla sobre los orígenes de
de la familia del buen amigo de los condes Don Alfonso Borbón Parma, que se encontraba entre los invitados , puso punto final a una extraordinaria velada.
Día 8, amanecer expléndido, sol brillante, buen desayuno y tras él un grupo fué a localizar nidos de águilas y otras especies, mientras el resto de los invitados, se trasladaron al pueblo medieval de Ainsa, extraordinario poblado muy bien conservado de donde son alguno de los escudos de armas de los marqueses y de sus antepasados que iban a veranear ya desde tiempos inmemoriales.
Tras un refrigerio en la plaza mayor y visitar algunas tiendas donde los invitados pudieron hacer acopio de productos y recuerdos, regreso por la carretera hacia Graus, bordeando ríos y valles de una extraordinaria belleza, un verdadero regalo para las retinas.
Al llegar al pabellón de caza, uno de los invitados, Pepe, nos preparó una excelente "paella" con alguno de los conejos cobrados en la montería, tras dar buena cuenta de ella y de los exelentes dulces de Graus, una pequeña tertulia y tras las despedidas habituales de los parientes en Monzón", viaje de regreso a Mataró, a donde llegamos afortunadamente, sin ninguna incidencia, con el espíritu reconfortado de haber pasado unos dias agradables de en compañía de buenos amigos.