Fuimos a ver a la Montserrat Caballé y a su hija y pudimos vivir una emotiva noche, disfrutando de dos voces maravillosas aunque la de la "DIVA", ya desgraciadamente mermada por los años, no es la de antes.
Pero lo más importante era colaborar en el fín propuesto la ayuda a esas personas maravillosas que luchan por los demás y contra una enfermedad que cada vez, será más frecuente, hasta que se pueda dar con algo, que la retrase o elimine.
Una vez más comprobar la gran cantidad de personas SOLIDARIAS, que existen en nuestra ciudad, ya que no cabía un alfiler.
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