21/1/13

Boris Vega, en donde la ciudad pierde su nombre…


Desde hace ya algunos años  el Comité de Solidaridad con Nicaragua”  de Nou Barris en Barcelona,  con mucho esfuerzo,  financian toda la actividad lectiva del  único colegio del barrio Boris Vega en Estelí, Nicaragua. El Preescolar “Nou Barris” que imparte a todos los niños del barrio, la educación primaria básica. Sin su ayuda,  sería muy difícil  la escolarización de los niños del barrio, ya que la mayoría de las familias no disponen de recursos necesarios para su escolarización.

El Boris es un barrio periférico  donde  la Ciudad de Estelí pierde su nombre.  En donde el pasear por sus cuadras, (Calles), nos trasporta  a una situación similar de nuestro país en los duros años 50. En los rigurosos años de la dictadura franquista,  en barrios periféricos de la gran Ciudad, como el “Somorrostro” o  la “Mina” o el Rabal.
El Boris Vega sirvió de refugio en los duros años 80 cuando el país quedó arrasado por la guerra civil contra el dictador Anastasio Somoza. Los campesinos bajaban en bandadas de las montañas del norte del país huyendo de la guerra y la miseria.  Bajaban cargados con las pocas pertenencias que les quedaban. Lo habían perdido todo.   El gobierno del Frente Popular expropió las tierras para entregárselas a las familias de los campesinos para que pudieran levantar allí sus “chabolas”.

Poco  tiempo después, otro periodo cruento.  La guerra civil contra revolucionaria  financiada por los EEUU sumió al país en la pobreza más absoluta. Después vendrían años de gobiernos neoliberales de Violeta Chamorro y de José Arnoldo Alemán que sumieron al país en el peor de los escenarios económicos y  con una inflación del 200%

En la actualidad, el Boris ha cambiado con respecto a  los años noventa.  Las mejoras han sido evidentes. Un paseo por el Boris actual en ninguno de los caso nos  puede dejar  indiferentes…Calles sin asfaltar, enfangadas en barro producto de los abocamiento residuales aguas abajo de sus “viviendas”, forman un  reguero de  líquido negruzco con cierto olor a podrido…

Lo más parecido a una calle es  un pedregal  para carros o un camino forestal  embarrado.  Sobresalen los  bordillos de las aceras,  sin aceras. Los márgenes son de construcción humilde  construidos con la ayuda de los “brigadistas” venidos de Barcelona y con las aportaciones  económicas del  Comité de Nou Barris.
Entre mis recuerdos preferidos, mi último  paseo por  sus calles en el diciembre del pasado año,  junto con Albert  Guti de la colla “Maimakansu”. A nuestro paso  los “chiquiguines”,  (niños), se nos acercaban  para abrazarnos y  besarnos. Todos con una sonrisa inocente.  “Somos del Barça”, “Nos gusta Messi”, “y  Xavi”, “los vemos por televisión” nos gritaban otros.  Nunca  y en ninguna parte habíamos visto tanta veneración a unos jugadores  de futbol y  por un equipo…el Barça…increíble pero cierto.
Nos invitaron, alegres y contentos  a pasar a sus humildes “moradas”.  Chabolas de cartón, piedra, plásticos con maderas y barro. Algunas chabolas con techos de plancha  metálicas, otras de plástico negro. Otras pocas, con tejas de cerámicas en su mayoría resquebrajadas…

Entrar en ellas,  es una experiencia inolvidable.  Suelos de tierra, paredes de madera negruzca, cartón y tela. Los habitáculos de las habitaciones separadas por una tela colgada o un plástico negro. Dentro de ellas conviven padres, hijos, hermanos y nietos,  con gallinas, pollos y conejos. Todos campan a sus anchas. La misma habitación sirve de recibidor, dormitorio, cocina y comedor.  
En un pequeño patio interior tienen una letrina, (pozo negro),  con una regadora colgada hace las veces de ducha... ¡Todo surrealista!  En el siglo veinte y uno…sus pobladores, sin ninguna cobertura sanitaria. Sin acceso a ningún medicamento. Con un 80% de en paro… ¡Y lo que es peor!  La mayoría de las familias sin un cabeza de familia masculino al frente de una madre impotente ante tanta adversidad…Esta es la dura realidad del Barrio. Una situación, que salvando distancias, que las hay,  es muy  diferente a la nuestra,(con las excepciones que las hay) …Algo nos huele a podrido en donde la Ciudad pierde su nombre…

Juan Antonio Ciller
Cap de Solidaridad del Col.lectiu de Teatre EPMA, EPMA Solidaria.